“Theremin en América Latina” Entrevista con Edesio Alejandro Rodríguez
Dicen que preguntar, es un reflejo instintivo ante la espera de una respuesta y el deseo de saber. Cuando se es artistas y se tiene esa insaciable necesidad de saber siempre más sobre la experimentación, la música contemporánea, la escena artística que se abrió paso en el país y quiénes fueron aquellos que construyeron el imaginario y la sonósfera de lo que tenemos hoy, es una experiencia sencillamente extraordinaria cuando estas respuestas comienzan a llegar a ti. En lo personal, ha sido muy enriquecedor conocer un poco más sobre la vida de aquellos que pensaron e hicieron primero música electroacústica en Cuba, en momentos donde todavía no llegaba a Cuba (aun hoy persiste esta realidad) el desarrollo alcanzado en las tecnologías de la información, las comunicaciones y los medios de reproducción.
La impronta que Juan Blanco dejó en la escena experimental y contemporánea de la música y las artes en Cuba, es tan contundente como poco explorada. El valor del trabajo que desplegó como compositor, promotor y facilitador de las nuevas tecnologías existentes en el mundo y en Cuba en ese momento a los jóvenes creadores, fueron decisivas para la obra de importantes compositores cubanos de generaciones siguientes a la suya. Aun así, se estudian e interpretan muy poco (en relación a la relevancia y niveles de experimentación de su trabajo para la época) sus obras y se desconoce aún más, aquella faceta del musico cubano como inventor. No muchos conocen sobre el prototipo del Multiorgano, diseñado por Blanco en 1942. Del instrumento, se conserva solamente el plano creado por su autor. En una entrevista ofrecida al periódico Granma, a Pedro de la Hoz, Blanco relata su interés de aprovechar las posibilidades del Magnetófono existente en la época y del que dice, usaba un alambre magnetizable (loop), puesto que aún no se conocía la cinta magnetofónica.
“A mí se me ocurrió un teclado polifónico, capaz de producir sonidos susceptibles de ser pregrabados en juegos de loops de alambres, un loop por cada nota. Esto se acoplaba a un amplificador de audio como fuente emisora del sonido generado por el sistema”. Más adelante sigue diciendo que “el proyecto era factible de ser construido y hubiera funcionado, pero entonces había que abonar cien pesos en el registro de patentes. ¡Cien pesos en 1942! Para un joven como yo era una cifra ¡inalcanzable!”.
Por estas condiciones, el instrumento nunca fue construido, pero, aun así, Juan lo presentó en el Simposio Internacional: Creación e Invenciones Musicales, en la ciudad francesa de Bourges. Aunque fue mostrado solo como curiosidad, causó gran impresión a Blanco, la pasión que despertó su invento entre sus colegas. Entre estos cabe destacar, se encontraban los pioneros, constructores, diseñadores, compositores y teóricos mas importantes del mundo en ese momento, con la figura cimera del ruso Lev Theremin, a sus 92 años de edad. Theremin, reconocido ya para entonces por desarrollar el instrumento que llevaba su nombre, así como otros y por su trayectoria de precursor de precursores en el diseño de equipos electroacústicos. Cabe mencionar, estuvieron además presentes en la ocasión Pierre Henry, Pierre Schaeffer, Iannis Xenakis, Don Buschla, entre otros, quienes coincidieron en incluir al Multiorgano como eslabón importante en la búsqueda de los samplers y su plano pasó a formar parte en la documentación del Archivo Memoria de las Ciencias y las Artes de la Música Electrónica de París.
Hablar en este contexto del Theremin y la música electrónica en Cuba sobre Juan Blanco se impone, es esencial, no solo como pionero del trabajo con las nuevas tecnologías en la isla sino también como gran experimentador, inventor, creador y líder de ese espacio que ocupa el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica. Su obra, llena de sueño y utopías (que han demostrado no ser tan utópicas despues de todo) persiste hasta nuestros días gracias al LNME y al trabajo titánico que desarrollan allí su director Enmanuel Blanco (hijo de Juan Blanco) y Rafael Ruiz (Rafa). Pese a que también algunos más, colaboramos en la organización y realización de algunos de sus proyectos, como el pasado “Festival Internacional de Música Electrónica y Electroacústica Primavera en La Habana”, es sorprendente la poca información y divulgacion que existe y que es posible encontrar sobre este espacio para la creación electroacústica, todavía único hasta el día de hoy en Cuba.
Sin embargo y paradójicamente, esto no sucede de la misma manera con la inmensa obra realizada por el compositor Edesio Alejandro, quien es uno de los pioneros de estas estéticas electroacústicas y electrónicas en Cuba, desarrollando a través de estos recursos, una monumental obra especialmente para el cine y los medios audiovisuales. Por suerte tengo el honor de poder intercambiar con él algunas palabras en esta entrevista, sobre su trabajo y lo que pocos conocen, sobre sus creaciones y experimentaciones con el Theremin en Cuba, junto a Blanco.
(4) En la imagen, Juan Blanco en el LNME.Aunque la primera impresión que causa la personalidad de Edesio es un poco intimidante, realmente no pasa mucho tiempo antes de que puedas notar que es un hombre extremadamente amable, sensible y bondadoso, un excelente amigo y, sobre todo, un apasionado amante de su hijo Cristian y su familia. Lo menciono, porque fue que algo que realmente me emocionó descubrir y que debo decir no es muy usual poder acercarse tanto al trabajo de un gran artista como lo es sin dudas Edesio Alejandro, y que este te permita ver allá de esto. Con esta oportunidad, he quedado doblemente impresionada por su trabajo y su calidad humana; asi también muy agradecida.
Despues de intercambiar algunas palabras y felicitarlo por la ya inmensa oleada de menciones, reconocimientos, nominaciones y premios que ha obtenido por su más reciente colaboración en la totalidad de la banda sonora de la película “Bambo Man” (5) (que tuve la inmensa suerte de ver en la Premiere en al cine Yara) pudimos “romper el hielo” y le pregunté directamente que me hablara de esos primeros años de la electroacústica en Cuba y de él mismo, dentro de ese nuevo mundo. Entonces, accedió a contarme que “en los primeros años del trabajo con la electroacústica en Cuba estuvieron primero Juan Blanco y Leo Brower. Despues Sergio Fernández Barroso y Flores Chaviano, que empezaron a experimentar en un primer momento con ruidos producidos por instrumentos y elementos no musicales como tanques metálicos etc., y más tarde incorporaron la cinta magnetofónica en la que grababan instrumentos, voces, ruidos y los procesaban electrónicamente”.
Continúa diciendo que “después, empezamos a usar los primeros sintetizadores por ejemplo el Minimoog y procesábamos sus sonidos utilizando los osciladores del propio instrumento. Un poco después en 1976, empecé a hacer música para teatro y pude experimentar con grabaciones que defasaba en la propia cinta, bajándola de velocidad, produciendo entre una y otra grabadora un retardo y creando un eco o feeldback. Por esa misma época, el hijo de Juan Blanco, Juanito, empezó a hacer música con sintetizadores y en 1982 entré al Laboratorio Nacional de Música Electroacústica (LNME) por una invitación que me hizo Juan Blanco junto a un grupo de jóvenes ávidos de hacer cosas distintas entre los que estaban Juan Piñera y Julio Roloff”.
(6) En la imagen de derecha a izquierda Juan Blanco y Von Christian Clozier en el LNME.
Esto que me dijo Edesio, me mantuvo unos minutos reflexionando, sobre la manera tan modesta en que lo había contado, porque recordaba haber leído en su currículum que justamente en esos años, creo en 1984(7), resultó premiado en el Festival de Teatro de la Habana y poco después, fue el primer cubano en ganar un premio de composición internacional en la categoría de Música Electroacústica Analógica, en Burgeos, Francia, con la obra “Tres de Dos”.
Escuchando sus palabras, rememorando aquellos años difíciles, no pude evitar pensar en el local del Departamento de Composición, en el ISA(8), donde yo recibía mis clases (al menos yo creo que eso eran, ¡con Piñera nunca se sabe! - me sonrío burlona pensando en su cara cuando lea esto-) de composición con Juan Piñera (9), era el local del antiguo EMEC (10), creado por Carlos Fariñas, donde aún hoy se siente como un museo de tecnología musical en Cuba (porque ¡lo es!). Todos los objetos son originales de los 50tas y 60tas, no solamente las computadoras, teclados, asientos, alfombras, libreros, sino que el aire de esa época y el espíritu de su creador se quedó atrapado ahí, en parte. Aun hoy, una sigue pensando en aquellos hombres cuasi magos, que apenas sin recursos lograron crear obra, organizar festivales, ganar premios internaciones, marcar hitos en la historia de la música no solamente cubana, sino de América Latina.
Volviendo a nuestro asunto. Yo no quería ser insistente en ese deprimente aspecto de nuestra historia, pero no pude evitar preguntarle con qué contaba entonces y la respuesta pues claro, fue muy breve. Se refirió a un solo Minimoog, dijo despues que había llegado un Korg que no recuerda muy bien pero que eran osciladores para formar sonido, “instrumentos maravillosos”, dice. Mas adelante parece recordar mejor y me dice que usó el Minimoog en la primera película que hizo, Clandestinos (11), en la que también uso una máquina de ritmo RX5 de Yamaha que tenía y la usaba como si fuese un secuenciador. También menciona haber utilizado sonidos reales, procesados electrónicamente a los que añadió luego partes electroacústicas. Sigue diciendo que, “después en otras películas que hice, utilicé algunos de Roland, ¡hasta Kaway! Luego, cuando tuve mi primera computadora empecé a utilizar samplercell, en realidad he utilizado de todo, triton, Ensonic, y ahora los sintetizadores de software que son maravillosos”.
Obviamente tenía que profundizar más y le pregunté, ¿de qué modo o cómo los ha utilizado? Se detuvo un momento y luego dijo, “pues de disimiles maneras. He hecho películas en las que he mezclado los sintetizadores con la orquesta sinfónica y otras donde ha sido todo pura electrónica, otras donde he utilizado samplers y he imitado la orquesta, en fin, he probado todas las posibilidades de acuerdo a lo que la película me pide, ella sola dice que música debe hacerse, y escribo la música de una película, después de verla infinitas veces y ella empieza a cantar en mi cerebro las notas que después escribo o programo en la computadora”. Es sin dudas es muy interesante conocer de cerca cómo funciona el proceso creativo de Edesio, algo que realmente se divulga muy poco, pero que increíblemente es algo común para todos los compositores y al mismo tiempo es también muy personal y particular.
Luego de figurarme con más claridad el campo de acción y experimentación en el que se movió Edesio Alejandro, en los principios electroacústicos en Cuba y su cercanía a Juan Blanco y su laboratorio, estaba lista para preguntarle aquello que tanto me intrigaba y el motivo de varios meses en suspense, por escuchar en su voz la palabra mágica por la que tanto había esperado, ¡Theremin!
Sin más, pregunté, Edesio, ¿conoce el theremin?, “Si, claro”, me dijo. “Creo que llegó como en 1930, lo llevó el musico austriaco Max Wolfoson e hizo conciertos en Ecuador y Brasil. Aquí a Cuba llegó como en el tercer festival internacional al de música electroacústica primavera en Varadero. Juan Blanco fue el primero que lo utilizó, yo realmente lo usé para la suite que compuse con Juan, Tecnotrónicas, pero en la grabación en vivo lo usó solamente Juan. El que hay aquí fue el que trajo de regalo Robert Moog”.
(12) En las imágenes,los compositores Edesio Alejandro y Juan Blanco con el theremin.

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